Cálido, sobrio, agradable, natural... Los calificativos se quedan cortos a la hora de describir las virtudes de un bonito salón escandinavo acorde con los cánones. Pero, ¿cómo evitar errores al crear un ambiente nórdico? ¡Descubre a continuación cuatro reglas para lograr un estilo coherente!
La decoración de salón escandinava es ante todo una cuestión de color. En la medida de lo posible, los muebles, las paredes y los objetos deben garantizar el predominio del blanco, a fin de crear ese efecto de luz y de pureza tan característico de los interiores nórdicos. Aun así, el objetivo tampoco es la omnipresencia de un blanco inmaculado: hay sitio para colores claros y neutros, como el gris, el lino y el beis.
Naturalmente, el blanco se debe asociar también con otros tonos más cálidos para evitar una atmósfera demasiado fría y desangelada. Algunos elementos ornamentales (cojines, objetos pequeños, etc.) te permitirán introducir sin riesgos un rojo vivo, un amarillo mostaza o un azul pato, muy de moda últimamente.
El sofá de estilo escandinavo simboliza más que ningún otro la propia idea de un interior acogedor, cómodo y relajante. No dudes en apostar por un formato generoso y acogedor, respetando siempre los límites razonables que te imponen las dimensiones de tu salón. El sofá de tela es el más acorde con el espíritu nórdico, pero nada te impide elegir la piel si el estilo general del salón se presta a ello. Un sofá de 3 plazas o, mejor aún, un gran sofá rinconero, serán perfectos para recibir a varios invitados y harán reinar una cierta sensación de serenidad.
Un sillón escandinavo de una plaza pude ayudarte a completar tu salón y ofrecerte una configuración «cara a cara», más práctica para conversar con los presentes. De ser necesario, utilízalo para lucir un color más atrevido que el del sofá principal.
La decoración de un salón escandinavo no termina en los sofás y los sillones, sino que implica todo el mobiliario en su conjunto. En caso de duda, lo más importante es optar siempre por muebles de madera o de aglomerado: su estética simple o, si se quiere, simplista concuerda bien con un espíritu sumamente funcional. ¿Por qué no elegir para tu nueva mesa de centro un modelo apilable, formado por varios tableros que, al estilo de las muñecas rusas, se puedan desplegar por todo el salón?
Por su parte, las estanterías de pared, los cajones de almacenaje, el mueble TV y los pequeños muebles de uso cotidiano del salón darán prioridad a un formato minimalista para cumplir discretamente su función principal.
Los grandes distribuidores de mobiliario nórdico proponen un sinfín de objetos y adornos perfectos para afinar cualquier ambiente. Por ejemplo, a una buena decoración escandinava de salón no puede faltarle una bonita lámpara de pie en un rincón, tanto si realmente necesitas una luz auxiliar como si no. También puedes insuflar algo más de vida a tu decoración con un reloj de pared, dos o tres plantas y algún que otro pequeño accesorio para lucir en tus muebles de almacenaje.
Otro detalle particularmente reconocible en cualquier salón escandinavo es la abundancia de cojines y tejidos, a cuál más cómodo. No dudes en reunir varias mantas de colores para acompañar tus tardes de pereza, o déjate tentar por una alfombra gruesa con motivos geométricos, que aportará calidez y encanto a tu salón.
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